Autor: Sealtiel Enciso Pérez
La ciudad de La Paz, en Baja California Sur, alberga una obra escultórica de gran relevancia artística y simbólica: JESÚS DEL CARACOL. Esta imponente escultura de bronce, elaborada por la reconocida escultora María Eugenia Sánchez Cuevas, se erige majestuosamente en el corazón de la ciudad, cautivando la atención de propios y visitantes.
Con una altura de 2.70 metros, JESÚS DEL CARACOL representa la figura de Cristo, adoptando una estética de corte anguloso que le otorga una singularidad visual. Vestido con una túnica larga que le cubre hasta los pies y el pelo suelto, el rostro barbado del Cristo mira hacia el oriente, directamente hacia la ciudad, mientras sus brazos se abren en actitud de ofrecer un caracol sostenido en su mano izquierda.
La escultura se encuentra en el centro de una base circular, rodeada de jardineras que realzan su presencia y le brindan un entorno armonioso. Sin embargo, la historia de JESÚS DEL CARACOL no se limita a su ubicación actual, ya que su trayectoria comenzó de manera inusual. Inicialmente, esta impresionante obra fue sumergida en la bahía Balandra el 1 de junio de 1996, con el objetivo de ser admirada por el turismo nacional y extranjero. Durante dos años, JESÚS DEL CARACOL permaneció en las profundidades del mar, envuelto en un halo de misterio y expectación.
Posteriormente, en un acto significativo, la escultura fue rescatada del océano para ser trasladada a su ubicación actual: la plazoleta frente a la calle Nicolás Bravo. Allí, JESÚS DEL CARACOL se convirtió en un ícono emblemático de la ciudad, generando un punto de encuentro para la reflexión, la contemplación y la expresión de la fe.
La importancia de esta escultura trasciende su belleza estética y se adentra en su significado simbólico. Frente al templo de Nuestra Señora de La Paz, se encuentra una réplica de JESÚS DEL CARACOL, dedicada al Cristo que resguarda el mar y a todas las criaturas que en él habitan. Un mensaje inscrito en la réplica reza lo siguiente: "Jesús; Tú que en la creación diste el más hermoso de los regalos: el mar reflejado en tus ojos a través del azul del cielo y con tu manto transformado en bellas olas, sosteniendo en tu mano el caracol, símbolo de tu amor infinito, te pedimos tu bendición para proteger al mar junto a las criaturas que en él habitan".
Esta emotiva dedicatoria nos invita a reflexionar sobre la relación entre el ser humano, la naturaleza y la espiritualidad. JESÚS DEL CARACOL se convierte en un puente entre el mar y la fe, recordándonos la importancia de valorar y proteger nuestros recursos naturales, especialmente el océano y su vasta biodiversidad.



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